REFLEXIÓN
EN EL SÁBADO SANTO DE 2020
Pareciera que el sábado santo fuese un día vacío de contenido. Por eso, como el mayor sin sentido de la existencia cristiana, en algunos lugares lo han llenado de procesiones. La Sagrada Liturgia nos coloca en el ámbito del silencio contemplativo. Estamos a solas con María en su soledad llena, colmada de esperanza porque está bien fundamentada en la fe. Ella creyó lo que Gabriel le dijo de parte de Dios; ella le dijo que sí, con todas las consecuencias, por eso frente al sin sentido de lo ocurrido en el Calvario, mirándolo humanamente, María sigue creyendo. Ese no es el final de una historia de amor, de salvación que se ha manifestado en la plenitud de los tiempos.
Estamos, mirando hacia lo más íntimo de nosotros mismos, mirando al mismo tiempo las honduras del Misterio de Cristo. El silencio que cerró la celebración de la Pasión y Muerte del Señor el Viernes Santo, se prolonga durante el Sábado, un día para repasar lo ocurrido, para leer las Escrituras, lo que en ella se nos dice referido a lo ocurrido señalándonos a Cristo.
Es día también de mirar cada uno en su interior; cada comunidad, cada grupo eclesial, cada Cofradía. Del costado de Cristo dormido en la cruz nació la Iglesia, la Esposa de Cristo. Tú y yo, hemos nacido de su costado. Mira lo que dice San Juan: de su costado manó sangre y agua. El Bautismo y la Eucaristía. Nacidos de él y alimentados por él. ¿Tenemos en qué pensar este sábado santo?
Bien, mira a la Madre del Señor. Como Victoria, en su Soledad y en sus Misterios Dolorosos del Santísimo Rosario. Mira a la Madre del Señor ¿qué te sugiere? ¿Qué descubres en ella? Mira ahora tu vida, tu mundo de relaciones, mira tus responsabilidades…., mira ahora, en estas circunstancias ¿cómo las vives? Sólo mirando al crucificado, a su mucho amor, puedes entender, valorar y mantener, todo aquello que, aunque contenga sacrificio, es el mejor modo de cooperar para contener esta opresiva pandemia. Puede que algunos piensen que nos han quitado algo al no tener una Semana Santa normal, pero no saben que el secreto de la misma, es el misterio de la salvación vivida en cada uno y por cada uno en comunión con los hermanos. Eso nada y nadie lo puede arrebatar. Ha sido diferente, Hemos descubierto que el Señor sigue estando ahí, a nuestro lado. Sabemos que el amor de la Madre nos falta nunca y que siempre encuentra un modo nuevo de manifestarse.
Hermanos, no desaprovechéis estos momentos. Son manifestaciones de la Gracia, de Dios mismo. Si durante la cuaresma se nos insistía en escuchar su Voz, ahora es el momento de meditar en lo escuchado. Aquellas luces del Tabor, tendrán en la Noche Santa de la Pascua su explicación y revelará todo su sentido. Entenderemos cómo somos guiados pr la Escritura Santa; cómo en los Sacramentos, Dios mismo actúa para hacernos participar mientras vamos de camino de los frutos de la Redención.
Y si todo esto te parece complicado. Que me he ido a las nubes, toma el rosario de la Virgen. Y ve desgranando las avemarías mientras pones tu mente en el misterio y ve desde el huerto de Getsemaní hasta el Calvario. Quieres más, toma las estaciones del Vía Crucis, y sigue a Jesús paso a paso y sostenido por el amor de la Madre, camina con ella, pensando, sintiendo y actuando como ella, porque es perfecto reflejo del sentir, vivir y actuar de Cristo.
Cuando llegue el final de este día, únete a la Iglesia celebrando la Vigilia Pascual. Nosotros estaremos a las 10.30 celebrando a Cristo Resucitado. Y si quieres, el Domingo de Pascua, a las 9. 30 de la mañana, sintoniza canal sur y vente a Santa Cruz acelerar la Eucaristía de Pascua. No salgas de casa, enciende el televisor y sintoniza. Juntos celebraremos el gozo de la Resurrección del Señor.
Con mi recuerdo de todos y cada uno de vosotros ante el Señor vaya también mi deseo de una Feliz Pascua.
Dios os llene de sus bendiciones.
Fray Antonio Bueno O.P:
Vuestro Párroco y Consiliario.